CAMBIO DE CARRERA: VENTAJAS Y DESAFÍOS DE INGRESAR AL MERCADO DE LA TECNOLOGÍA

By Viviana Jana In Emprendedores, Redes Sociales, Tecnología No comments

EL SECTOR TECNOLÓGICO ES, HOY, UNO DE LOS POCOS QUE EN LA ARGENTINA TIENE PLENO EMPLEO Y HASTA POSICIONES SIN CUBRIR. POR ESO YA SON MUCHOS LOS QUE DECIDIERON CAMBIAR EL RUMBO DE SUS VIDAS Y EMBARCARSE EN UNA NUEVA PROFESIÓN. CÓMO LO HICIERON Y QUÉ TRABAJOS CONSIGUIERON.

La tecnología está en todos lados. Empezó a expandirse su acceso con la masificación de las computadoras personales y terminó de explotar con la llegada del iPhone, que logró que los teléfonos inundaran los bolsillos de la mayor parte del mundo. Tanto que hoy más del 66% de la población tiene un smartphone. La industria está en pleno auge y se estima que seguirá creciendo en los próximos años de la mano del machine learning y la inteligencia artificial.

Los sueldos de las personas relacionadas al mundo tech son muy superiores a la media y algunos, viviendo en Argentina, le encuentran la vuelta para poder exportar sus servicios y conocimientos y cobrar en dólares. La última encuesta de sueldos que hizo Sysarmy, la comunidad argentina de informáticos, en la que participaron casi 4.500 personas relacionadas a la tecnología, reveló que, en promedio, un desarrollador junior gana $ 30.000 mientras que un semi-senior $ 40.000 y un senior $ 58.000. Lógicamente, varía dependiendo la compañía y, lamentablemente, también varía dependiendo el género

Además, el segmento de Software y Servicios Informáticos tiene el 88,5% de los puestos TIC no cubiertos por las empresas en este año. En 2018, las posiciones no cubiertas por las empresas en software y servicios informáticos fueron 2.300, en línea con los últimos cuatro años en que este segmento de la industria TIC mantuvo el indicador por arriba del 75%, según el reporte “Escenario del Capital Humano de TI en Argentina”, desarrollado para ComIT (Comunidad IT) por Prince Consulting.

Estas nuevas oportunidades generaron no solo que cada vez más personas empezaran interesarse en la programación y el ambiente tecnológico sino que también empezaran a florecer las escuelas hiperfocalizadas. A diferencia de las largas carreras de ingeniería que muy pocos logran terminar en cinco años, estos institutos enseñan disciplinas -como la programación o el manejo de algunas herramientas en particular de diseño o de análisis- en tiempos mucho más cortos acordes a las demandas de los “usuarios” actuales. También tienen una salida laboral buena gracias al acuerdo con algunas de las empresas tecnológicas más importantes del país como MercadoLibre, Despegar, IBM o Accenture. En Bumeran, la página de búsqueda laboral, si se ingresa – durante los primeros días de marzo- el término JavaScript, que es el lenguaje de programación que más búsquedas recibe, da como resultado más de 140 avisos de empleos solo en Ciudad de Buenos Aires.

Si bien hay empresas inmensas que no paran de buscar nuevos talentos, hoy compañías no solo de tecnología tienen programadores in-house, sino también otras que no tienen nada que ver con el mundo tech pero que quieren, por ejemplo, digitalizar sus sistemas. Esto abre una gran puerta a la posibilidad de búsqueda laboral. Escuchar la historia de alguien que estudió una carrera o se dedicaba a una profesión en particular, decidió estudiar programación y logró pasarse al mundo de la tecnología cada vez es más común. Pero desarrollador no es la única especialidad que se demanda. Búsquedas para arquitectos (no los de casas), data scientists, desarrollo de experiencia de usuario, sysadmin o data analyst aparecen constantemente.

Para cambiar solo hay que animarse

Micol Coria viene del palo de la comunicación social -de hecho sigue estudiando la carrera en la Universidad de Buenos Aires- y siempre trabajó para el Estado. El último empleo que tuvo estaba relacionado a la administración, cobranzas y comunicación. “Entré haciendo una cosa y terminé haciendo de todo por menos de $10.000 entre el 2017 y el 2018”, le cuenta a El Cronista.

Coria arrancó a estudiar programación no solo por la curiosidad que la caracteriza, sino también por una “cuestión personal y económica”. “Mi jefe me maltrataba muchísimo, no valoraba mi trabajo y sabía que al menos en IT tenía otras posibilidades”, comenta. Hoy, una semana después de haber terminado el curso, ya está trabajando en IBM. “Si tengo que comparar con mis otros trabajos, pagan bien, invierten en vos y de esa manera ambas partes salen ganando”, asegura.

Ella estudió la carrera de desarrollo front-end en Ada, una institución que se encarga de capacitar a mujeres para aprender desarrollo web. La finalidad de Ada es no solo promover la inclusión social en el mundo de la tecnología sino también mejorar la presencia femenina.

Sebastián Siseles, vicepresidente internacional de la plataforma de trabajo Freelancer.com, entiende perfectamente por qué cada vez más personas deciden cambiar de profesión para pasarse al mundo de la tecnología. “La tendencia y los relevamientos indican que los trabajos en con las habilidades STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) como protagonistas son los más requeridos. La demanda de programadores y otras más específicas como las relacionadas con blockchain o criptomonedas crece cada vez más”, explica. “A esta demanda se suma las remuneraciones en el área IT, comparativamente mayores a las percibidas en las áreas más tradicionales”, agrega. Esta demanda explica perfectamente por qué, por ejemplo, crecieron de manera notable las instituciones en las que se enseña a programar en cuestión de meses. Digital House, Acámica, Ada o Coderhouse son solo algunas de ellas.

Estos beneficios hacen que muchas personas se animen cada vez más a dar un giro en su carrera a pesar de tener trayectorias académicamente opuestas. “Los trabajadores se están animando a hacer el cambio, y esto no es percibido como síntoma de ‘fracaso’ sino, por el contrario, como una virtud de adaptarse rápidamente al nuevo escenario y poder retransformar sus competencias en un mercado laboral vertiginoso”, comenta Siseles.

Otro buen ejemplo es el de Santiago Gil, que trabajaba como administrador de empresas. Su fascinación era manejar a la perfección todo tipo de planillas, pero quería ir más allá. “El Excel es una herramienta que me gustaba mucho y me di cuenta que quería instruirme más para dedicarme 100% a eso. Lo más parecido que encontré y, al mismo tiempo, más profundo fue la programación”, dice en una charla con este medio.

Su proceso de cambio empezó hace 7 años y no fue fácil. En esa época no había tantos institutos de programación y acceder a la información que hay hoy, como tutoriales a través de YouTube o academias online, no era tan simple. “Me costó mucho porque estaba apurado y no paraba de ir de un lenguaje de programación al otro, terminaba no entendiendo todo y me desanimaba”, explica. Lo dejó durante años. Hasta que, por una recomendación de su padre que había visto el anuncio en el diario, llegó a Digital House. Todavía la institución ni siquiera había abierto las puertas y estaban buscando alumnos. “Me resultaba caro pero ofrecían buena salida laboral”, asegura.

Se anotó en un curso de Android y como tenía las bases de programación que había ido aprendiendo, le fue bien. Tanto que terminó como profesor. Después de un tiempo empezó a buscar trabajo más formal de programador en vez de profesor y “en seguida” entró en una software factory llamada Eudaimonia donde programan aplicaciones y desarrollos a medida. Hace solo días cumplió su primer año trabajando en la empresa. “Mi primer año como programador con todas las letras”, cuenta contento.

Y si bien Gil explicó que en la actualidad todo es un increíble boom -“hay personas que con un par de años de experiencia ya están cobrando más de $ 100.000 por mes”- no todo es color de rosas: “Cada vez es más difícil conseguir trabajo y no me parecería extraño que en un tiempo haya que empezar a trabajar gratis, al menos un tiempo, para poder conseguir un trabajo ‘de verdad'”. Tiene lógica. Cada vez son más los jóvenes que deciden estudiar programación y si bien el mercado todavía está desarrollándose y se necesitan constantemente expertos en la materia, se está haciendo un poco más difícil conseguir un buen puesto que hace solo algunos años.

Un crecimiento continuo

Según María Celeste Medina, cofundadora y CEO de Ada, el crecimiento de personas que deciden dedicarse a la programación aumentó no solo por los sueldos, demanda y la posibilidad de proyección, sino también por la libertad que brinda: “Se puede elegir dónde trabajar, de qué manera (si en relación de dependencia, freelance, crear tu propio negocio) y desde donde quieras (en el lugar o remoto)”.

Florencia Lafuente, de 28 años, realizó una diplomatura de Fotografía Documental en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires apenas terminó el secundario y después empezó a estudiar Antropología, pero terminó dejando por lo mismo que muchos otros estudiantes: no poder conjugar el trabajo con el estudio. Durante ese tiempo, mientras hacía trabajos de fotógrafa, también tuvo empleos como administrativa.

El motivo por el cual decidió cambiar de carrera y meterse en el mundo de la programación es simple: “Quería mejorar mis ingresos y tener un trabajo más estable. También me parecía un trabajo donde podía integrar mi lado más creativo y mi lado más analítico y sacarle provecho”. ¿Cómo lo logró? “Empecé de manera autodidacta haciendo algunos cursos gratuitos online. Posteriormente entre a Ada.” Cuando terminó el curso siguió capacitándose de manera autodidacta.

“No me costó conseguir trabajo porque Ada se encargó de conectarme con organizaciones que buscaban juniors o trainees. Tuve varias entrevistas y finalmente concreté con una ONG llamada Democracia en Red en la que trabajé durante un año y medio”, explicó. Como Gil, Lafuente opina lo mismo en relación a la complicación actual a la hora de obtener trabajo: “Sé de personas que hicieron la misma capacitación tiempo después y se les complicó más conseguir”.

“La reducción de la demanda insatisfecha TIC se explica por una importante desaceleración de la demanda, que puede deberse al contexto macroeconómico, y un leve incremento en la oferta de profesionales de TIC”, sostuvo el director ejecutivo de ComIT, Pablo Listingart, en diálogo con la agencia Télam. No obstante, consideró que “diversos factores pueden hacer crecer la demanda nuevamente en los próximos años, entre ellos, una mejora del escenario económico, una mejora del tipo de cambio real efectivo y la mayor adopción de nuevas tecnologías por parte de empresas y de la población”.

Es decir que hay, como suele suceder, una cuestión casi inefable de marketing personal a tener en cuenta, más allá del escenario económico positivo o adverso de los distintos momentos en el país. Los detalles importan, incluso en el mundo del pleno empleo del sector tecnológico.

2.600

La cantidad de puestos de la industria de la tecnología y las comunicaciones (TIC) sin cubrir en la Argentina a fines de 2018. En el estudio se especificó que la demanda de profesionales de parte de las empresas fue por 11.800 puestos, contra una oferta de 9.200 trabajadores.

¿Cómo empezar a programar?

Cómo cambiar de carrera, dejar todo lo estudiado atrás para empezar de cero es algo que se ve cada vez con más cotidianidad, empezaron a nacer instituciones que permiten meterse en el mundo de la programación. Cada una tiene su enfoque, plan de estudio, precios, nivel de intensidad de las clases y características que las hacen muy diferentes y a medida de las necesidades de los estudiantes.

Algunas de ellas son Acámica, Coderhouse, Digital House o Ada, pero también hay lugares donde un interesado puede aprender de manera gratuita y por internet: Codecademy, freeCodeCamp o Coursera son las versiones online.

Incluso hay una app creada por Google, llamada Grasshopper, que funciona tanto para Android como para iOS, que permite aprender los primeros pasos en lo que a la programación respecta y empezar a comprender los conceptos básicos como qué es una variable, los diferentes tipos de datos o las funciones.

Los programadores de Google se enfocaron en tres cosas cuando desarrollaron Grasshopper: el tiempo que tienen las personas que quieren aprender programación, el acceso y el dinero. El primer punto es, probablemente, uno de los más importantes. La compañía hizo una encuesta en miles de adultos estadounidenses para saber por qué habían dejado de estudiar programación. La respuesta de la mayoría fue que no tenían demasiado tiempo. Por eso crearon la app pensando más en un videojuego que en lecciones de una clase convencional: aprenden en períodos de tiempo muy cortos

Pero esta app no es la única. SoloLearn, que es de las más utilizadas del mercado, o Hopscotch y Lightbot, que están más enfocadas a niños, también están disponibles de manera gratuita.

Está claro que estas aplicaciones no te sacarán siendo el mejor programador del mundo, pero sí podrían despertarte la curiosidad para que, después, empieces a estudiar más formalmente y, quién te dice, terminar trabajando.

El consejo de Santiago Gil, si bien es simple en la teoría, puede ser complejo en la práctica. “Para entrar en el mundo de la programación hay que elegir un lenguaje de programación relevante, practicarlo regularmente, hacer un proyecto, demostrar conocimiento. Para lograr todo eso sirve tener disciplina y mucha tolerancia a la frustración que puede generarse.”

El de Micol, que dejó su trabajo en comunicación del Estado para pasarse a IBM después de estudiar en Ada, va por el mismo lado: “Hay que dedicarle tiempo y mucha paciencia más que cualquier otra cosa. Hay que entender que si las cosas no salen, si el código no sale, es lo más común del mundo. De diez veces te sale una. Hay que aprender a convivir con ello, no hay que frustrarse y nunca decir ‘yo no sirvo para esto'”.

Un detalle que vale la pena aclarar: según Alejandro Prince, el consultor a cargo del estudio mencionado, “las posiciones más difíciles de conseguir siguen siendo en términos representativos las de baja o media calificación, como desarrolladores y Programadores Senior y Semi Senior, Administradores de Red y de Base de Datos”.

 

FUENTE: https://www.infotechnology.com/negocios/Cambio-de-carrera-ventajas-y-desafios-de-ingresar-al-mercado-de-la-tecnologia-20190318-0007.html